lunes, 25 de marzo de 2013

Cosas veredes 10.0: ¡El mundo del cómic se acaba!..otra vez. The Private Eye y estrenos televisivos.

Se me juntan otra vez varios temas de los que me apetece escribir un poco sin necesidad de dedicarle un post entero a cada uno. Sin más empiezo a darle caña.


Se acaba el mundillo....otra vez: A raíz de este comentario de Antonio Martín en su página de Facebook se ha generado un intenso debate que ha tenido especial eco en redes sociales como twiter así como en alguno de los blogs más destacados de lo que queda blogosfera comiquera. El mensaje pesimista lanzado por Martín tiene su peso por venir de quien viene: toda una institución ya en la historia del cómic en España y que lleva los suficientes años en el mundillo como para saber de lo que habla...Y tal vez ese sea el quid de la cuestión, Martín sabe de lo que habla, ha estado muy ligado al mundillo y conoce a mucha gente de dentro, algo que no todos los críticos pueden decir y más en un mundo tan hermético como este, donde aún se sigue diciendo aquello de que los que piden cifras de ventas, distribución y demás lo hacen solo por morbo (al reciente comunicado de ECC me remito). Así que si bien es cierto que el critico debería tener en cuenta la vertiente comercial del ámbito en el que se circunscribe su labor critico-divulgativa, no lo es menos que en el mundo del cómic eso es algo difícil habida cuenta de su sempiterno hermetismo.

Más allá de esto el panorama que pinta Martín es bastante chungo, pero no se hasta que punto se pude calificar de sorprendente. Es decir en el contexto actual, con la brutal caída de consumo ante el legitimo temor del ciudadano ante los continuos recortes, ¿es realmente noticia que en el mundo del cómic haya editoriales que lo estén pasando mal? Lo noticioso sería lo contrario. El tema esta creo yo en que por un lado: es complicado que desde la critica se puede hacer nada más que describir la situación, y a veces, con la ausencia de datos, ni eso. Por otro lado es cierto que estamos viviendo un momento de gran calidad del cómic español y de multiplicación de la opciones que el lector tiene ante si. Los críticos, ya sea esos “gurus de la novela gráfica” a los que Martín alude de manera un tanto desafortunada, ya sea el más humilde bloguero desde su pequeño espacio, hacen bien en hablar de ello y en señalarlo. Es cierto que esa no esta toda la realidad del cómic español, pero si forma parte de esa realidad y creo que la labor divulgativa enfocada en positivo siempre podrá ayudar más que la mera descripción de un desastre comercial que puede avecinarse (o no) pero del que el cómic saldrá, como siempre ha hecho, adelante


The Private Eye: He de reconocer que no me gusta mucho leer tebeos digitales. No tengo tablet (ni muchas ganas de tenerla, la verdad), leer en un smartphone de 4,3 pulgadas no me parece muy recomendable y el PC, si no queda otra alternativa (Miracleman hasta hace bien poco) puedo aceptarlo, pero no es desde luego los más cómodo o no lo es al menos en mi caso. Se que es el futuro, se que el cómic/libro digital se irá poco a poco generalizando y demás, pero no va conmigo y dudo que lo haga en un futuro. Pero claro en estas salen cosas como The Private Eye y llaman la atención. Un cómic que (al menos en principio) solo se va a distribuir vía digital, con dos autores de renombre (Brian K. Vaughan y Marcos Martín) que se puede descargar en español, catalán e ingles y donde tú como cliente pones el precio que consideras justo yendo a parar todo el dinero (menos la parte que se lleve Paypal) a los autores. No suena nada mal. Aunque claro hay pegas, he leído algunas cosas como: si esto se generaliza ¿que pasará con el librero que sigue a día de hoy sosteniendo a la industria? Imagino que nada, esto es solo una vía más de distribución, no va contra nadie ni creo, pretende acabar con nada. Es simplemente autoedición modelo siglo XXI.

Como digo el tema me ha llamado la atención y he decido pagar 3$ (2,40€ al cambio +/- como una grapa). Además el primer número me ha parecido muy interesante con un Martin on fire y con una trama (un mundo postinternet donde la privacidad es la mercancía más valiosa) que puede dar mucho de si. Serán 10 números de cadencia mensual y en principio tengo intención de esta ahí para disfrutarlo.



Estrenos televisivos: En espera de ponerme con Black Mirror y House of Cards y con expectativas de ver de una vez las dos temporadas de American Horror Story. Este año solo he visto tres estrenos televisivos. El primero sería Arrow que he de reconocer que me esta pareciendo bastante maja. Vale es un poco un Batman de segunda (tal y como nació en los cómics por otro lado) con algunos toques de Spiderman pero es una serie, honesta que solo busca entretener, algo que, en mi caso, consigue sobradamente. Con personajes interesantes, tramas que se disfrutan y que además combina con sabiduría la formula con la existencia de toda una historia de fondo que da mucho juego. No esperaba nada y la verdad es que me ha sorprendido.

El segundo sería The Following. Su premisa aunque no novedosa si es llamativa: un psicópata obsesionado por Edgar Alan Poe traza un intrincado plan con ayuda de múltiples seguidores para destrozar la vida del agente de policía que le encerró y de paso reconstruir la suya. Esto y que el piloto fue bastante interesante me hizo seguir una serie que casi desde el principio camino en la fina línea que se dibuja entre la genialidad y el ridículo para caer de lleno en este desde el lamentable sexto episodio. Ahora deseando que acaben los 15 episodios que componen la primera temporada (no se si por “deformación profesional” por aquello del coleccionismo asociado a los cómics, pero soy incapaz de dejar una temporada a medias) puedo decir con seguridad que es de las peores series que he visto en los últimos años. Con diferencia.

Queda para el final la más interesante y sorprendente de todas: Utopía. Una miniserie británica de 6 episodios en torno a una gran conspiración que se centra el cómic que da titulo a la serie. Más allá de los misterios conspirativos, de la caracterización de personajes o de la historia de fondo (todos ellos elementos sobresalientes en Utopía) si por algo destaca esta serie es por lo enfermizo de su fotografía. Con unos intensísimos colores que dan un aire irreal a todo el producto y exageran las acciones de personajes extremos metidos en un juego muy peligroso. El que sean solo 6 episodios condiciona por una lado que se trate de una serie densa con muchos conceptos y argumentos que han de estar por fuerza concentrados, por otro lo bizarro de muchos de sus personajes y situaciones hacen de la serie un complejo puzzle del que se disfruta enormemente hasta que la piezas van encajando para dar como resultado un final, quizá demasiado convencional para el tono de la serie, pero en todo caso coherente con lo narrado. Merece mucho la pena.

martes, 19 de marzo de 2013

Avengers vs X-Men: ¿Fin de ciclo?


Finalizado ya en España el enésimo evento marvelita en lo que va de siglo llega la hora de hacer un breve balance, que eso si advierto viene cargado de Spoilers.

Decía Julián M. Clemente en el Spot On de la última grapa de AvX que esta saga venia a poner fin a todo lo iniciado hace 8 años (como pasa el tiempo) con Dinastía de M, y es cierto. Si Asedio supuso en gran medida el cierre del ciclo iniciado con Civil War (con la reconciliación definitiva entre “los tres grandes” vengadores) este AvX supone el fin de todo lo heredado tras aquel ya mítico “no more mutants” que tanto ha condicionado el destino de todas las colecciones X desde entonces. Hasta el punto en que todo lo realizado por Cíclope desde ese momento pivotaba en torno a esas pocas palabras.

Es curioso como el paso del tiempo parece haber elevado la calidad de una historia, Dinastía de M, que nadie debe olvidarse que por encima de todo se resume en una sola viñeta tras ocho largos y soporíferos números. Algo que una vez más la emparenta con esta AvX y es que todo lo que pasa en esta saga se puede resumir en sus dos/tres últimas páginas, siendo (again) mucho más interesante las consecuencias que quedan detrás de todo que la historia en si. Una historia además que vista con cierta perspectiva irónica resulta un tanto absurda. Al final si hubieran dejado hacer a Cíclope lo que este quería hacer desde el principio (que es lo que termina pasando) se hubieran ahorrado tantas tonterías. Si Morrison estuvo brillante en su momento con aquellas camisetas de Magneto was right” me parece que toda esta saga se podría resumir con un Cyclops was right”.

El problema principal de esta historia es que es un evento construido con un determinado fin en mente en el que no importa tanto lo que pase en el como el escenario que dejara después. La historia se construye en torno a una idea y da igual si algunas cosas no tiene sentido o no encajan, lo importante es llegar al destino prefijado. AvX esta así plagada de elementos absurdos: el papel de Spiderman en la derrota de Magik y Coloso solo se justifica porque Spidey es un emblema de la editorial y ha de hacer algo destacado en el evento clave de la casa (como desenmascararse en Civil War) no porque tenga el más mínimo sentido aquello que se esta contando. La idea de Los Cinco Fenix construyendo una utopía y Los Vengadores oponiéndose a ello esta apenas si esbozada y eso que es algo lleno de potencial, pero tal vez demasiado complejo para el destino que Marvel quería. El proceso de corrupción de Los Cinco Fenix (que llevo años en el caso de Jean Grey) se consuma aquí en apenas unos días y casi sin explicación. Y así podemos seguir y seguir.

La clave tal vez estriba en que AvX es una historia escrita a cinco manos (B.M Bendis, J. Hikcman, M.Fracttion, Ed Brubaker y Jason Aaron) con un férreo control editorial y en torno a una idea (el enésimo enfrentamiento entre héroes) que ya cansa por repetitiva. Además al igual que ocurriera en Civil War todo el aspecto moral de la contienda queda en seguida negado por una obra únicamente de acción que no deja tiempo para la reflexión. Por otro lado y al contrario de lo que sucedía con el cómic de Millar y McNiven, aquí en ningún momento se intenta mantener un cierto equilibrio entre las posturas enfrentadas si no que más bien al contrario, casi desde el principio Cíclope en es el malo, o al menos se le intenta presentar como tal, ya que los resultados terminan por darle la razón y responsabilizando de todo lo sucedido a Los Vengadores.

Sea como sea, tras AvX lo que resulta innegable es que se abre todo un mundo de posibilidades. Con los mutantes ya no lastrados por el hechizo de la Bruja Escarlata y mucho más integrados en el Universo Marvel, el actual relanzamiento que este esta viviendo se antoja como mucho más sólido y coherente que relanzamientos salvajes como fue el de New 52. Con una DC aún atrapada en sus contradicciones internas, Marvel asoma la cabeza más sólida que nunca. Lastima que para ello se haya tenido que pasar por un crossover irrelevante en si mismo y aburrido hasta decir basta. Peaje que sin duda merecerá la pena paga si lo que viene de Marvel Now es tan si quiera la mitad de bueno de lo que sus apologetas predican. Habrá que verlo, o mejor dicho habrá que leerlo.

martes, 12 de marzo de 2013

El asesino, el diablo y la araña: El efecto omega.


Se publicara como se publicara iba a crear problemas. Así que la decisión de Panini de incluir el crossover entre Daredevil, Punisher y Spiderman en la colección del justiciero de la calavera en el pecho tiene tanto (o tan poco) sentido como el haberlo hecho en la páginas de DD, de Spidey o incluso de los tres. Fuese como fuese, tal y como se publican estos cómics en España alguien iba a salir perjudicado. Un motivo más para, pese a todos sus defectos revindicar la grapa. Si esta colecciones salieran en grapa no habría conflicto posible. Una lastima.

Dentro de la vertiente más urbana del Universo Marvel, desde que Frank Miller presentara el tema en la mítica saga Child´s Play, la relaciones entre Punisher y Daredevil siempre han sido foco de conflicto e interés. Casi dos caras de la misma moneda, Daredevil ve a Punisher como aquello en lo que puede llegar convertirse si no mantiene el control, mientras que Castle por su parte ve en Daredevil un ingenuo bienintencionado al que no puede evitar admirar por su lucha contra un enemigo al que sabe que no puede vencer.

Los encuentros entre ambos han sido por regla general bastante interesantes, ya sea en enfrentamientos directos, ya sea en colaboraciones forzadas, el aspecto moral de su conflicto ha estado casi siempre en primer plano. Lo mismo ocurre en este “El efecto omega”, donde Mark Waid y Greg Rucka bajo lápices de Marco Checcheetto dan su visión acerca de la relación entre ambos personajes con Spiderman de por medio, casi como convidado de piedra, haciendo algo así como de pegamento que simboliza las dos caras del Universo Marvel: la urbana, realista y sucia y la icónica, desenfada y aventurera. Dicótoma que Spiderman representa en si mismo.

La historia en si parte de lo que Waid esta construyendo en Daredevil, con ese Disco Omega que en poder del cuernecitos contiene datos claves de las más grandes organizaciones criminales del Universo Marvel. Un disco que Punisher desea, que Spiderman piensa que ha de ser entregado a los 4F o a Los Vengadores y que DD sabe que, una vez conocido que esta en su poder, es lo único que impide que él y su entorno sean asesinados. Con estos mimbres la trama en si es casi lo de menos ya que las cosas apenas si se mueven un milímetro de donde empezaron, con lo que el interés real del cómic esta en las relaciones personales entre los distintos protagonistas.

Obligados por las circunstancias a una colaboración que ninguno quiere, Daredevil que consciente ya de que Punisher es irredimible, trata al menos de llegar a su reciente “ayudante” (por llamarla de alguna manera, ya que el tema es más complejo), la sargento Rachel Cole-Alves que habiendo sufrido una perdida parecida a la que inicio la cruzada de Castle esta tomando su camino. Esa segunda oportunidad que Matt ve en Cole-Alves (sus intentos con Punisher han estado siempre destinados al fracaso), es tal vez lo más interesante del cómic y muestra a la claras el carácter del hombre sin miedo que junto a la mencionada Cole-Alves es el autentico protagonista de la historia, con Punisher en segundo plano y Spidey casi en tercero.

El cómic en si apenas aporta nada que no supiéramos ya ni a los personajes, ni a las relaciones entre ellos, pero se trata de una aventura bien escrita, con buenos diálogos y un dibujo competente que ahondan en la línea de lo que viene siendo el Daredevil de Waid: un buen tebeo de superhéroes sin muchas pretensiones y más bien ligero que no cuenta en este caso con el dibujo de Rivera o Martin para elevarlo a los altares. En cualquier caso si como a mi solo interesa uno de los personajes que participan en la trama 16 € se antojan como un precio demasiado elevado por algo que no va a pasar precisamente a la historia. La maldición del coleccionista en cualquier caso.

martes, 5 de marzo de 2013

Homeland, la otra cara de 24.



After Jack Bauer.


Contraterrorismo, tramas enrevesadas con giros inesperados, agentes dobles y hasta triples, finales de infarto que dejan con la boca abierta en espera del siguiente episodio. No, no hablamos de 24 si no de Homeland la nueva sensación de la TV americana. Con dos temporadas en su haber y habiendo superado en prestigio y galardones a series del calado de Mad Men, la serie protagonizada por Claire Danes (Romeo y Julieta) y Damien Lewis (Hermanos de Sangre) se ha ganado por méritos propios un lugar de privilegio en esta edad de oro de la ficción televisiva. La comparación con 24 resulta evidente en cuanto al planteamiento de ambas series, pero cabría señalar que más allá del concepto en torno al cual ambas se configuran las diferencias no podían ser mayores. Donde en 24 todo es adrenalina y acción en Homeland es la caracterización de personajes y la investigación de fondo lo que prima haciendo que este mucho más cerca de La noche más oscura de Bigelow que no del Misión imposible de Tom Cruise.

Lo curioso del caso es que pese a ser tan similares en planteamiento y tan distintas en ejecución ambas series cuentan con algunos de los continuaras más potentes de la historia de la televisión y en ambas nunca llegas a saber que esta realmente pasando hasta el final y a veces ni eso. Si 24 jugaba con la ventaja de la estructura (todas las temporadas transcurrían en 24 horas de tiempo real), Homeland lo hace con una idea muy poderosa: la de los prisioneros de guerra que llegan a casa después de años de cautiverio. El problema parece estribar en el recorrido que pudiera tener esa idea y hasta donde se pude llegar con ella.

Ah, ¿pero es un remake?


Aunque para muchos sea desconocido Homeland es en realidad un remake, de una serie israelí para más señas: Hatufim/ Prisoners of War. Sin embargo no se puede decir ni mucho menos que el tema de los prisiones de guerra sea un desconocido para la ficción americana. Desde la multipremiada El Cazador, pasando por Rambo II y las también fascistoides incursiones de Chuck Norris en el Vietnam comunista, la idea que configura Homeland lleva décadas presente en el imaginario colectivo americano. Bajo este punto de vista la serie de Showtime esta mucho más cerca de la obra maestra de Cimino en su búsqueda por profundizar en la psicología de la gente que ha vivido algo así y en su dificultad casi insalvable de volver al mundo real, algo encarnado aquí por un fantástico Damien Lewis en el papel de Nicholas Brody, soldado americano que regresa a su país tras ocho años de secuestro en Irak.



Personajes, personajes, siempre personajes.


El actual boom de prestigio televisivo se asienta entre otras cosas en el increíble nivel técnico de muchas de sus producciones. Así series como Boardwalk Empire, Juego de Tronos o Mad Men apenas tiene nada que envidiar al cine en lo que ambientación y aparato se refiere. Siendo como es del canal por cable Showtime (con series en su haber como Californication, Dexter o Los Tudor), estos aspectos más técnicos se dan casi por descontados. Así que lo que realmente ha hecho triunfar la serie es sin duda sus personajes y con ellos claro, el gran nivel de los actores que los interpretan.

Aunque Homeland es ante todo una serie coral resulta innegable que el ya mencionado Damien Lewis en el papel de Brody y Claire Daines en el de Carrie Mattison son la clave del éxito. Carrie en si misma simboliza las semejanzas/diferencias entre Homeland y 24. Por un lado vendría a ser la “Jack Bauer” de Homeland. Al igual que aquel es implacable, inteligente (tanto que a veces parece rozar la precognición) y llena de recursos. Por otro es casi todo lo opuesto a un héroe de acción, tiene serios problema mentales y, al contrario que con Bauer hay más de una razón para dudar de sus auténticas motivaciones.

Como decíamos Brody y Mattison son la clave de la serie pero no por ello los únicos personajes interesantes, aunque si es cierto que todos pivotan en torno a ellos, destacaremos dos más: Jessica Brody, interpretada por un bellísima Morena Baccarin (Firefly). Juega el rol de la esposa que había tratado de reconstruir su vida creyendo muerto a su marido, cuando de repente se encuentra con su inesperado regreso. Intentando mantener la familia unida, Jessica pronto se dará cuenta de que nada puede volver a ser como antes. Saul Berenson por su parte (Mandy Patinkin visto en Mente criminales) será una suerte de mentor y amigo de Carrie, confiando en ella casi ciegamente pero sin terminar nunca de tenerlas todas consigo.

¿Estirando demasiado el chicle?


Pese a todas sus virtudes, que son muchas uno sospecha que el giro copernicano del final de la segunda temporada tiene que ver más con la necesidad de alargar una historia que daba para lo que daba que no con las propias necesidades de una serie que probablemente este ya empezando a dar síntomas de agotamiento. Y es que al igual que ocurriera con otras (Prison Break por ejemplo) el tener una gran idea en torno a la cual iniciar una serie no significa ni mucho menos que esa idea de para muchas temporadas. Por suerte en Homeland aún no hemos llegado a eso, pero no sería la primera serie que acaba fracasando por el interés en alargarla más allá de sus posibilidades reales. La serie tiene a su favor, en cualquier caso el que sean solo 12 episodios por temporada lo que hace que por un lado tenga que ir más al grano y por otro que el riesgo de dispersión sea menor. En todo caso cabe todavía esperar a la tercera temporada para saber si Homeland ha dado ya todo lo que tenía o aún puede aspirar a ese trono televisivo, que para gran parte de la critica y del público ahora parece ostentar.