lunes, 10 de octubre de 2011

Releyendo a Grant Morrison: El Asco.

Concluyo el repaso a las obras de Grant Morrison que he podido volver a leer en las últimas semanas con una de sus obras más provocativas y escatologicas: El Asco, con dibujos de Chris Weston. Una reconocida secuela espiritual de Los Invisibles.

Maxiserie de 13 números concebida en la época en la que Morrison estaba en la cresta de la ola por su trabajo en los New X-Men marvelitas. Resulta curioso observar como el proyecto, en su origen una idea para Nick Furia (probablemente enmarcada dentro del entoces naciente sello MAX para lectores adultos), termino transformándose en algo muy distinto. Aún así, si se observan en la obra ciertas reminiscencias de ese origen, con una poderosa organización secreta uniformada, que en el diseño de Weston, guardan cierto parecido visual con los uniformes de S.H.I.E.L.D, con su querencia por cierto fetichismo por el cuero y la autoridad centralizada, y en la que siguiendo la tradición aparece una suerte de Helitransporte que no tarda en volar por los aires.

Dejando aparte esto, si se quiere puramente anecdótico; decía al principio que El Asco es una suerte de reconocida secuela espiritual de Los Invisibles y lo es no solo porque el propio Morrison así lo señalase en las diferentes entrevistas que concedió por la época, si no porque los temas que trata el cómic y la manera en la que son tratados, tienen innegables ecos de la que aún hoy es la obra más personal del escoces. Incluso a nivel visual El Asco enlaza directamente con Los Invisibles: Weston ya colaboro allí con Morrison y aunque aquí, como único dibujante si consigue que la obra luzca con mayor uniformidad, tal vez sea un artista demasiado realista para los delirios del guionista de Arkham Asylum; delirios que por otra parte si tienen su reflejo en las magnificas portadas de Carlos Segura. En cualquier caso, y aunque Weston pueda parecer un dibujante no del todo adecuado para esta obra, si es verdad que es un excelente artista, cuyo trazo realista al menos permite jugar al contraste con los estimulante y algo enfermizos guiones de Morrison.

Planteado casi todo el rato desde el punto de vista contrario al que nos fue narrado Los Invisibles, tal vez por la fallida (aunque tremendamente estimulante) experiencia de esta, Morrison torna El Asco en una obra mucho más provocadora y gamberra que revolucionaria, esto hace que este cómic sea probablemente más accesible que el de King Mob y compañía, pero también a mi juicio bastante menos interesante y ambicioso. Pese a todo hay en El Asco no pocas ideas estimables, como por otro lado en casi todas las obras de Morrison: basureros dotados de poderosos recursos tecnológicos en defensa de lo que ellos conocen como Status Q (esto es, que las cosas sigan como están, lo que decía antes del punto de vista contrario al de Los Invisibles) y que buscan reconvertir para su causa (o destruir) a los conocidos como antipersonas, esto es aquellos que desafían el Status Q, o sea a Los Invisibles.

El cómic vuelve a mostrar muchas de los sellos característicos de su guionista, con mucha simbologia, cuestionamiento sobre lo que es la realidad, sobre el poder del creador sobre aquello que crea y del observador sobre lo que ve y preguntas entorno a si es posible un autentico cambio social sin recurrir a la violencia. La obra parece en general mucho más planificada y cerrada que Los Invisibles haciendo que lo que le falta en espontaneidad lo compense con un discurso mucho más fácil de seguir aunque en el fondo viene a contar, si no lo mismo, si algo muy parecido. En general El Asco sin parecer tan fallida como al final resulto ser Los Invisibles, no llega a estimular de la misma forma que lo hacían aquellos siendo un trabajo sin duda interesante pero mucho menos poderoso que aquel. Y es que para quien esto escribe siempre es mejor no llegar por exceso de ambición que quedarse corto por no no intentarlo, y no es que El Asco no sea también un obra valiente y en cierta medida a contracorriente, si no que simplemente no intenta siquiera llegar tan lejos como si lo hizo su antecesora.

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